Cuando la varilla indicadora muestra que el aceite de nuestro coche está en niveles bajos o, más frecuentemente, el testigo del salpicadero nos dice que biip-biip, a la vez que se enciende una luz en forma de aceitera, nos enfrentamos al dilema ¿Qué aceite llevaba el coche?
Términos, términos, terminos
¿Mineral? ¿Sintético? ¿10W-40W, 20W-50W? Por cierto, ¿qué son esas uves dobles? Al final, nos acercaremos al mostrador y nos preguntarán qué modelo de coche es el nuestro. Al fin: una pregunta que sabemos responder. Vamos a decir que sea un “Leonino 217”, 1.4, diésel, 70 caballos No: no conocemos a nadie que conduzca tal vehículo. Menos aún si es blanco.
El vendedor, que por cierto nos dice que tiene un coche igual, nos vende una lata que, dicho sea de paso, nos parece carísima. Pero, ¿es la adecuada? Vamos a verlo:
En el recipiente podemos observar el grado de viscosidad: SAE 20W, SAE 30W (conque era eso). Es más: existen aceites multigrado (SAE 20W-50W, por ejemplo). A mayor grado, más viscoso o espeso es el aceite. Y, en el caso de los multigrado, esta espesura variará según la temperatura del motor.
Bien: podría parecer que un aceite muy espeso tarda más en despegarse de los componentes, lubricándolos peor. Depende del coche. Y la misma respuesta relativa daremos si se trata de hablar de que los aceites excesivamente “líquidos” resbalarán antes de cumplir su función.
Ese manual del coche: el que no has tirado
En el manual del coche podemos leer qué aceite consume, así como cada una de las características que éste ha de tener para convertirse en ideal. De este modo, la próxima vez que vaya a comprar una lata, me dirigiré al dependiente diciendo: “Deme una lata de cinco litros. Multigrado. 20-50”. Quedaré estupendamente hasta que me diga si lo quiero mineral o sintético y yo no sepa que la diferencia está en que el mineral necesita aditivos para no dañar el motor y el sintético es inocuo.
Pero serán unos segundos gloriosos.